OTOÑO
Hola papá.
Hace ya tanto tiempo que no escribo, desde aquellas cartas o pequeños poemas que fluían con facilidad dentro mi , cuando era niña.
Pero el tiempo ha pasado , y poco a poco me he alejado del papel , debido a una razón , ya no hay más personas que estén dispuestas a leer, o mejor dicho , ya no queda nadie por quien valga la pena escribir.
Ya es otoño, época del año en la cual las hojas de los árboles comienzan a caer una tras otra, y se dejan llevar por el ritmo del viento, es como si bailaran, lo que es curioso ,porque nadie tiende a bailar al cuando va cuesta bajo, y yo solo conozco una persona que puede bailar aún cuando todo comienza a desaparecer.
Me acuesto sobre un montón de naturaleza muerta, y llaciendo ahí, en medio de toda esa hojarasca, escucho el sonido que emiten. Es naturaleza muerta, pero las hojas aún hacen ruido.
Ya escucho tu sonido, una orden por aquí, un chiste de aquel lado del viento, algunas risas, uno que otro regaño, miles de consejos. Tu también sigues haciendo ruido aquí adentro.
Cierro los ojos, y ya siento que estas aquí , el viento me abraza , las hojas bailan cayendo al ritmo de los árboles, el clima esta frío y calmado.
Levanto la mirada, un hombre que me dice:
_Señorita no esta permitido acostarse en el jardín
El hombre extiende su mano, con gentileza para levantarme, al menos no es como otros celadores mal humorados .
Debo apresurarme antes de que oscurezca porque ya casi es hora de irme, así que dejo la carta sobre aquella vieja lapida y una rosa , que en algún momento tendrá que desprenderse de su aroma, y cuando eso pase, tu y yo volveremos a charlar.
Hasta entonces papa.
Hace ya tanto tiempo que no escribo, desde aquellas cartas o pequeños poemas que fluían con facilidad dentro mi , cuando era niña.
Pero el tiempo ha pasado , y poco a poco me he alejado del papel , debido a una razón , ya no hay más personas que estén dispuestas a leer, o mejor dicho , ya no queda nadie por quien valga la pena escribir.
Ya es otoño, época del año en la cual las hojas de los árboles comienzan a caer una tras otra, y se dejan llevar por el ritmo del viento, es como si bailaran, lo que es curioso ,porque nadie tiende a bailar al cuando va cuesta bajo, y yo solo conozco una persona que puede bailar aún cuando todo comienza a desaparecer.
Me acuesto sobre un montón de naturaleza muerta, y llaciendo ahí, en medio de toda esa hojarasca, escucho el sonido que emiten. Es naturaleza muerta, pero las hojas aún hacen ruido.
Ya escucho tu sonido, una orden por aquí, un chiste de aquel lado del viento, algunas risas, uno que otro regaño, miles de consejos. Tu también sigues haciendo ruido aquí adentro.
Cierro los ojos, y ya siento que estas aquí , el viento me abraza , las hojas bailan cayendo al ritmo de los árboles, el clima esta frío y calmado.
Levanto la mirada, un hombre que me dice:
_Señorita no esta permitido acostarse en el jardín
El hombre extiende su mano, con gentileza para levantarme, al menos no es como otros celadores mal humorados .
Debo apresurarme antes de que oscurezca porque ya casi es hora de irme, así que dejo la carta sobre aquella vieja lapida y una rosa , que en algún momento tendrá que desprenderse de su aroma, y cuando eso pase, tu y yo volveremos a charlar.
Hasta entonces papa.
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