SIGUE PREGUNTANDO POR MÍ.
Uno no se pone de acuerdo para enamorarse, a menos que sea masoquista o tenga instintos suicidas.
Nadie sabe cuándo se enamorara, un estornudo de repente y se espera que ocurra una gripe de tres días , pero no , a los tres días la gripe de convierte en una fiebre , al poco tiempo te da un ataque al corazón.
Esto fue lo que a mí me sucedió, que un día caminando saludablemente por los lugares que concurro, en medio de una docena de personas me encontré un par de ojos, fijos y oscuros, clavándonse como una daga en mi mente; y para variar venían acompañados por una fila de ordenados dientes, ¡ha si! , la sonrisa más cínica, espontánea y permanente que aún no eh podido borrar.
Si el sólo hubiera sonreído habría bastado para fijarme en sus ojos, si el solo me hubiera mirado en la forma como hizo desde entonces, habría bastado para fijarme en su arrogante sonrisa.
Si el no hubiera parecido interesado en mis palabras , no habría significado tanto para mí, pero allí estaba yo, sintiéndome importante por un instante , y ahí estaba él fingiendo que lo era.
Entonces abrí los ojos, y me dí cuenta que no era importante como pretendía ser, que ni siquiera era asombrosa, o especial, o deslumbrante, pero ya era demasiado tarde, su sonrisa y sus ojos ya se habían acogido en mi memoria.
Desfilando cínicamente frente a mí ,como si fuera imponente , yo me sentía tan débil y tan impotente, que ni mi organismo ni mi sistema nervioso era capaz de controlar, mis piernas se desvanecían pero no estaba cansada, me temblaban las manos y no tengo mal de parkinson, sentía un algo en mi vientre y no estaba embarazada , al mismo tiempo sentía un hueco, pero no quería comer.
Me ofrecieron la cura y ni siquiera la considere, y no porque no prefiera estar sana, es que alguien me dijo que quien me contagio sigue preguntando por mí.
Huyo de esta enfermedad cada que puedo, huyo de él ; pues cuando no está, los síntomas se van, pero cuándo aparece se me van las fuerzas, regresa la fiebre y el dolor en mi pecho.
Se que existe una cura, y la cura es no verle más,y aunque pudiera elegir la salud, sigo teniendo cierta fascinación por esta loca enfermedad, porque alguien me dijo que quién me contagio, sigue preguntando por mí.
Nadie sabe cuándo se enamorara, un estornudo de repente y se espera que ocurra una gripe de tres días , pero no , a los tres días la gripe de convierte en una fiebre , al poco tiempo te da un ataque al corazón.
Esto fue lo que a mí me sucedió, que un día caminando saludablemente por los lugares que concurro, en medio de una docena de personas me encontré un par de ojos, fijos y oscuros, clavándonse como una daga en mi mente; y para variar venían acompañados por una fila de ordenados dientes, ¡ha si! , la sonrisa más cínica, espontánea y permanente que aún no eh podido borrar.
Si el sólo hubiera sonreído habría bastado para fijarme en sus ojos, si el solo me hubiera mirado en la forma como hizo desde entonces, habría bastado para fijarme en su arrogante sonrisa.
Si el no hubiera parecido interesado en mis palabras , no habría significado tanto para mí, pero allí estaba yo, sintiéndome importante por un instante , y ahí estaba él fingiendo que lo era.
Entonces abrí los ojos, y me dí cuenta que no era importante como pretendía ser, que ni siquiera era asombrosa, o especial, o deslumbrante, pero ya era demasiado tarde, su sonrisa y sus ojos ya se habían acogido en mi memoria.
Desfilando cínicamente frente a mí ,como si fuera imponente , yo me sentía tan débil y tan impotente, que ni mi organismo ni mi sistema nervioso era capaz de controlar, mis piernas se desvanecían pero no estaba cansada, me temblaban las manos y no tengo mal de parkinson, sentía un algo en mi vientre y no estaba embarazada , al mismo tiempo sentía un hueco, pero no quería comer.
Me ofrecieron la cura y ni siquiera la considere, y no porque no prefiera estar sana, es que alguien me dijo que quien me contagio sigue preguntando por mí.
Huyo de esta enfermedad cada que puedo, huyo de él ; pues cuando no está, los síntomas se van, pero cuándo aparece se me van las fuerzas, regresa la fiebre y el dolor en mi pecho.
Se que existe una cura, y la cura es no verle más,y aunque pudiera elegir la salud, sigo teniendo cierta fascinación por esta loca enfermedad, porque alguien me dijo que quién me contagio, sigue preguntando por mí.
Simpelmente hermoso, sincero y con un juego de síntomas ideal para una narradora surrealista como tú. Sigue escribiendo, quiero leer más de ti.
ResponderEliminarEs gratificante leer tu comentario y me animare a escribir más y tratar de ir mejorando , gracias por leerme Meli ;)
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